viernes, 9 de octubre de 2009

II


El hombre vive y muere muchas veces entre sus dos eternidades,
la de la estirpe y la del alma,
y la vieja Irlanda lo sabia.
Muera el hombre en su lecho
o bien caiga por arma de fuego,
una breve separacion de los suyos
es lo unico que debe temer.
Aunque es larga la tarea de los sepultureros,
sus palas son resistentes y sus musculos fuertes.
No hacen sino devolver a los que entierran a la mente de los hombres.
W.B.YEATS